jueves, 27 de junio de 2019

27 de junio muere el Toqui Caupolicánn








Caupolicán



El Toqui Caupolicán fue protagonista insigne de la lucha mapuche contra los españoles en la guerra de Arauco, conflicto que, con oscilaciones, duró casi tres siglos

Nació en Pilmaiquén, pero su fecha de nacimiento es incierta. Luchó desde muy joven contra los españoles por la libertad de su territorio. Una de sus primeras batallas fue en 1553 en la batalla de Tucapel en la que murió Pedro de Valdivia. Al año siguiente, ocupó varias ciudades fundadas por los españoles.

Después de la muerte de Lautaro (1557), los mapuches quedaron sin un líder, reflejándose ello en el combate de Lagunillas (5 de septiembre de 1557), donde 12.000 indígenas al mando de varios caciques fueron derrotados por 600 soldados españoles y unos 1.500 yanaconas. El ataque dejó cientos de muertos y heridos y 150 prisioneros. Entre estos últimos estaba el cacique Galvarino, a quien le fueron mutiladas ambas manos. Luego de este episodio, Caupolicán se convirtió en el jefe supremo de los mapuches y continuó la lucha contra los españoles.


En su calidad de Toqui, Caupolicán atacó a las tropas de Hurtado de Mendoza el 8 de noviembre de 1557 en Lagunillas, lugar que corresponde a las lagunas de San Pedro en el río Biobío. Durante la batalla se tornó peligrosa la situación de los españoles, muriendo muchos de ellos, ya que habían sido envueltos por los indígenas. Sin embargo, estos se retiraron al anochecer, quedando la victoria indefinida para los contendores.

También Caupolicán enfrentó al Gobernador en la batalla de Millarapue, el 30 de noviembre del mismo año. Se cuenta que, antes de entrar en combate, envió a decirle a Hurtado de Mendoza que había dado muerte a Pedro de Valdivia, y que, de la misma manera, acabaría con el invasor y lo desafiaba a un combate personal.

En esta batalla se enfrentaron los indígenas con los españoles desde el amanecer hasta las dos de la tarde, hora en que los araucanos se retiraron a los bosques de la Cordillera de la Costa, dejando a más de 700 muertos y numerosos prisioneros, rechazando todas las proposiciones de paz que Hurtado de Mendoza les hizo.

Tiempo después, Caupolicán, siguiendo el plan del indígena Andresito, traidor por partida doble, intentó tomar el fuerte de Cañete. Los defensores comandados por el Capitán Alonso de Reinoso, y avisados por Andresito, desbarataron el ataque, dispersando al enemigo por los alrededores.

Luego, una columna del ejército español cayó por sorpresa sobre el lugar donde acampaba Caupolicán, cogiendo numerosos prisioneros, entre los cuales se hallaba el famoso Toqui. Todos ellos fueron llevados a Cañete. Entonces, Caupolicán ofreció a los españoles, a cambio de su libertad, pactar y devolver varias prendas de Valdivia que estaban en su poder.





Después de la victoria de las armas españolas en Lagunillas, le siguió la de Millarapue (30 de noviembre de 1557). En este combate, los mapuches, al mando de Caupolicán, intentaron un ataque por sorpresa al campamento enemigo que estaba bajo el mando del gobernador García Hurtado de Mendoza, pero estos reaccionaron a tiempo y nuevamente, vencieron.

Caupolicán no se rindió y el 20 de enero de 1558, atacó con 15.000 combatientes a los españoles en el fuerte de Cañete. Estos devolvieron el asalto con gran fuerza, provocando la huida despavorida de los mapuches por los cerros.

Luego del ataque, en el fuerte de Cañete una avanzada al mando del español Pedro de Velasco y Avendaño llegó a Pilmaiquén y capturó a Caupolicán, quien preparaba una contraofensiva, en Antihuala (5 de febrero de 1558). El cacique fue llevado a Cañete ante Alonso de Reinoso, quien lo condenó a morir en la pica (una muerte por penetración de una punta de madera en los intestinos), el prisionero debió sentarse en un palo aguzado que le desgarró las entrañas, en un lento sufrimiento. Caupolicán fue subido a una tarima y amarrado en el centro, donde el encargado de ejecutar la orden fue el alguacil de campo Cristóbal de Arévalo.




Finalmente los ofrecimientos de Caupolicán no fueron creídos por los españoles, condenándolo a morir empalado. Pese a esto, el jefe indígena conservó su serenidad y luego afrontó, tranquila e inalterablemente su suplicio. Curiosamente, el episodio más conocido de la vida de Caupolicán es su muerte.

La Araucana

La postura de Caupolicán para enfrentar su condena fue relatada por el poeta Alonso de Ercilla, en su obra “La Araucana”, de la siguiente manera: “No el aguzado palo penetrante / por más que las entrañas le rompiese / barrenándole el cuerpo, fue bastante / a que al dolor intenso se rindiese / que con sereno término y semblante / sin que labio ni ceja retorciese / sosegado quedó de la manera / que si asentado en tálamo estuviera.”

Hurtado de Mendoza consideró que esta ferocidad iba a aplacar la rebeldía de los indígenas, logrando así la pacificación de la Región de la Araucanía, lo que resultó ser una vana esperanza, porque de esta manera, Caupolicán se convirtió para la posteridad, en el heroico defensor de la libertad de su tierra.

Según la versión de Ercilla, Fresia mujer de Caupolicán, viéndolo capturado, habría arrojado hacia él al pequeño hijo de ambos diciendo: “Que yo no quiero título de madre / del hijo infame del infame padre”, aludiendo a su rendición. Este relato del poeta no puede tenerse por completamente cierto.




La figura de Caupolicán, aparece disminuida en el relato de los historiadores. Aunque es bastante probable que su existencia sólo se deba a la pluma de Ercilla, habría sido cacique de Paimaiquén. Según el autor de La Araucana, era: “Noble mozo de alto hecho,/ varón de autoridad, grave y severo,/ amigo de guardar todo derecho, áspero y riguroso, justiciero;/ de cuerpo grande y relevado pecho,/ hábil, diestro, fortísimo y ligero,/ sabio, astuto, sagaz, determinado,/ y en casos de repente reportado”.






Toqui de los Mapuches

Después de la muerte de Lautaro y de las continuas derrotas que tuvieron los mapuches en la guerra, Caupolicán fue elegido toqui (jefe militar) en un gran consejo en la Sierra de Pilmaiquén.

Según se cuenta, este tuvo que demostrar su fuerza al igual que otros candidatos como Paicaví, Lincoyán y Elicura, sosteniendo un grueso tronco sobre sus hombros por dos días y dos noches sin desvanecerse. La comisión estaba compuesta por Tucapel, Rengo y Colo Colo, quien la presidía.




                                      




miércoles, 26 de junio de 2019

26 de Junio Día de la Marina Mercante






El 26 de Junio de 1818, el Director Supremo de la Nación, Libertador General Don Bernardo O'Higgins Riquelme, otorgó la primera patente de comercio marítimo al armador chileno Don Francisco Ramírez, para la operación de su buque "Gertrudis de la Fortuna", primera nave al servicio de la Marina Mercante de Chile.

Así, por primera vez, una nave mercante enarbola con plena propiedad el pabellón de la República, para bajo su amparo, recorrer los mares portando el espíritu de la nueva nación, la pujanza de su gente y las riquezas de su territorio. En adelante, la presencia de un buque mercante chileno en cualquier punto del mundo, será su más poderoso vínculo con las demás naciones.

Las actividades navieras son las que dan vida a los pueblos marítimos, y son también el fundamento y la fuerza impulsora de su desarrollo. En el nacimiento e incremento de su Marina Mercante encuentran su seguridad y las promisorias perspectivas de su futuro. La vida de estos pueblos está estrechamente ligada a la de sus hombres de mar y a la multiplicidad de actividades que genera e impulsa la empresa naviera.

La Armada de Chile, celosa guardiana y protectora de los intereses marítimos de la Nación, de los que la Marina Mercante Nacional es el más importante, impulsó el reconocimiento y la institución del 26 de Junio de cada año como el Día de la Marina Mercante Nacional, el que se señalará en forma perenne la fecha de inicio de una actividad que engrandece a la Patria día a día, en todas las latitudes, y en cuerpo de todos aquellos que viven ligados a la majestuosa inmensidad del mar, re-fundiéndolos en un mismo molde de aspiraciones e ideales.




Oficiales y tripulantes son el nervio motor de un buque. Ni la más avanzada tecnología podrá salvar a la nave cuyos tripulantes no participen de su espíritu inmanente, aquel que anima a todos sus iguales, en todos los mares y bajo todas las banderas. De allí, que pese a tratarse de una empresa creada por el afán de comercio, la empresa naviera, como toda empresa de hombres, requiere también de una mística, reflejada en las costumbres, uniformes y el compañerismo de sus componentes.

La recordación anual de esta efemérides será oportunidad para destacar ante el país la labor tesonera de quienes se desempeñan a bordo de las naves mercantes nacionales, concitando el reconocimiento ciudadano hacia una actividad que, otorga un mayor impulso al desarrollo, al posibilitar un permanente intercambio de bienes y mercaderías entre nuestro país y los demás del mundo. Su accionar permite el transporte de los mayores volúmenes de carga generada por la producción nacional, en proporción muy superior y a menores costos que por cualquier otro medio.

                            


Acertada mente, se ha sostenido que, para Chile, el transporte marítimo reviste características de supervivencia, por cuanto más del 95% de su comercio internacional se realiza por esta vía, siendo además un país terminal y no de tránsito, respecto de las rutas naviera mundiales.

La Marina Mercante de Chile tiene, asimismo, un papel protagónico en la proposición de Océano política y Mar Presencial que hiciera al país y a la comunidad internacional el Comandante en Jefe de la Armada, pues nuestras naves mercantes están destinadas a señalar dominio sobre las extensas superficies oceánicas que se extienden más allá de nuestra Zona Económica Exclusiva, y que encierran el vértice insular de Isla de Pascua y la proyección de su meridiano hasta el Polo Sur.

Cada buque de nuestra bandera es un trozo de Chile que se desprende del costado generoso de la Patria, para llevar a los confines del mundo su cultura y su condición de raza. El fomento y la expansión de la Marina Mercante Nacional hará posible que continúe cumpliéndose a cabalidad la acertada metáfora que en su obra "Tierra de Océano" señalara Benjamín Subercaseaux, al referirse a esa "otra marina, aquella que contribuye en larga caravana de gruesos glóbulos mercantes a mantener el torrente sanguíneo de la circulación de un pueblo".

Revista Marina de Chile




lunes, 24 de junio de 2019

24 Junio Primer vuelo en globo de Chile a mendoza









El 24 de junio de 1916, el mendocino Zuloaga y el platense Bradley cruzaron de Chile a Mendoza en globo aerostático. Nieto y sobrino de los héroes recuerdan el hecho.


Viajar de Chile a Mendoza vía aérea es, actualmente, un mero trámite. De hecho, es más el tiempo que el pasajero debe pasar en el aeropuerto que los 45 minutos que le toma a la nave despegar, sobrevolar la cordillera de los Andes y aterrizar.

Pero hace 100 años, para el mendocino Angel María Zuloaga y para el platense Eduardo Bradley no fue algo tan simple. Incluso, las voces más experimentadas de la aeronavegación les habían augurado una muerte segura si cometían la locura de tratar de sobrevolar los Andes en un globo aerostático, tal como estaba en sus planes.

Pero contra todos los pronósticos, los aventureros lo consiguieron y fueron los precursores para que hoy el cruce aéreo de la cordillera sea ese mero trámite. Además, echaron por tierra (o por aire, en este caso) la teoría que sostenía que la corriente aérea circulaba de este a oeste, aunque recién se comprobó con rigor científico en los '70





Fue un poco loco lo que hicieron Angel María y Bradley. Santos Dumont (brasileño, referente de la aeronavegación por aquellos años) les había dicho que estaban locos, que no lo hicieran porque la corriente los iba a tirar al Pacífico. Pero mi tío abuelo era muy inquieto", destacó Juan Francisco García Zuloaga (70), sobrino nieto del aventurero mendocino y quien todavía recuerda cómo su madre Lucía Zuloaga -sobrina de Angel María- le contaba los pormenores de "La travesía de los Andes".


"Pienso en la fortaleza de carácter y persistencia de Bradley, superando inconvenientes y los enormes riesgos que implicaba la travesía. Con recursos técnicos elementales; de pie en un canasto mínimo; resguardados ambos con sobretodo, bufanda, sombrero y guantes a más de 5.000 metros de altura. Además en pleno invierno, a merced de los vientos y llevando adelante un plan que era poco menos que una corazonada. Recién en el 2002 David Fossett consiguió reproducir la hazaña, aunque lo hizo por el sur, a 4.500 metros, en una cabina presurizada, con cuchetas, tubos de gas y equipo electrónico de manejo y control satelital", reflexionó por su parte Nelson Montes-Bradley (81), sobrino nieto de Eduardo y quien "vivió" el día a día de la expedición a través de narraciones y de una importante colección de recortes periodísticos y fotos acopiados por su tía Cora.






El récord que tenían ellos de altura en globo era de 6.900 metros, pero con la travesía llegaron a 8.100 metros, soportando 32 grados bajo cero. Mi tío abuelo le contaba a mi mamá que varias veces pensaron que la canastilla se estrellaba contra la montaña, y hasta tuvieron que tirar toda la carga para que el globo se eleve más", agregó García Zuloaga.

Histórico


Eduardo Bradley  



A las 8.30 del sábado 24 de junio de 1916, Angel María Zuloaga y Eduardo Bradley comenzaban a elevarse y a alejarse de tierra firme a bordo del globo Eduardo Newbery. La partida fue desde Putaendo (Santiago de Chile).

"Llevaban 2 globos, uno menor para ensayos y el que usaron, de 2.200 m3. Como llegaron en tren desde Buenos Aires, habían perdido casi todo el ácido sulfúrico que llevaban para generar el hidrógeno. Pero eso fue positivo, ya que usaron el gas de alumbrado chileno para obtener un corte rico en hidrógeno y que dio un muy buen resultado", destacó el sobrino nieto del prócer mendocino.


Angel María Zuloaga




Sin embargo, los días previos no transcurrieron en el mejor de los ánimos. "Bradley proyectó y llevó adelante un vuelo histórico y nada tuvo que ver la Fuerza Aérea. Más aún, la institución sancionó a Zuloaga con 30 días de arresto. El Aeroclub Argentino, al que pertenecían, los dejó sin apoyo. Y ante la demora para cumplir con su propósito por problemas de abastecimiento del gas, estuvieron a punto de 'demandar' la devolución de los globos. Estas incidencias llevaron a Bradley a iniciar el viaje en pleno invierno", agregó a su turno Montes-Bradley, quien además es el autor de la biografía del héroe platense "Más liviano que el aire. Eduardo Bradley: historias con globos".

Aquel 24 de junio habían pasado ya más de 3 meses de la Conferencia de aeronáutica panamericana -donde se conocieron entre sí-, y las advertencias de Santos Dumont estaban aún presentes en sus memorias.

Iban asustados, hasta que a mitad de camino se dieron cuenta de que la corriente de viento los acompañaba. Y cuando vieron de nuevo la tierra, se tranquilizaron y comenzaron a descender al grito de ¡Viva la patria! Pero cuando bajaban las ráfagas casi hacen que se estrellen contra un cerro", rememoró el bioquímico.

El globo se posó en suelo mendocino a las 12:10 de ese sábado, en las laderas del cerro Las Cepas (Uspallata) y allí los expedicionarios fueron recibidos como héroes. Un tren especial los trasladó hasta Buenos Aires. "La travesía marcó el inicio de los vuelos a Chile. Después todos se dieron cuenta que si se pudo hacer en globo, iba a poder hacerse en avión", destacó el descendiente de Zuloaga.


"Bradley continuó volando y participando de torneos internacionales, y posteriormente se orientó hacia la radiofonía en Mendoza. Más tarde se desempeñaría como ejecutivo en la aviación comercial. Y fue pasajero del primer vuelo entre Buenos Aires y Miami en 1929", recordó Montes-Bradley.

No profetas en sus tierras

García Zuloaga y Montes-Bradley están convencidos de que sus tíos abuelos no tienen el reconocimiento que merecen.

"A 100 años del cruce, tengo una mezcla de orgullo y cierta frustración. Ningún aeropuerto del país lleva el nombre de Eduardo Bradley, ni siquiera en Mendoza siendo el primer argentino que llegó a la provincia por aire. No hay organismos ni instituciones vinculadas que se identifiquen del mismo modo, a no ser por una escuela en el Sur mendocino", contó el sobrino nieto de Bradley, quien vive en Florida (Estados Unidos).

"En el momento les hicieron muchos reconocimientos, notas y hasta distinciones en el Congreso. El vuelo fue comparado con el cruce de los Andes de San Martín. Pero actualmente Angel María está olvidado", contó a su turno García Zuloaga, quien es secretario de la delegación mendocina del Instituto Newberiano.

No obstante manifestó que se bautizó con el nombre de su tío abuelo la calle de ingreso al aeropuerto mendocino, mientras que la Legislatura provincial declaró a Mendoza como cuna de la aviación experimental.

Zuloaga nació en Mendoza el 21 de mayo de 1885 y recorrió el mundo entero de la mano de la aeronavegación. Además fue el fundador de la IV Brigada Aérea en Mendoza. Falleció a los 89 años en Buenos Aires, el 29 de agosto de 1974. 




Fuente Ignacio de la Rosa

viernes, 21 de junio de 2019

Invierno 21 / 06 21 / 09










El invierno es una de las cuatro estaciones de clima templado. Sigue al otoño y precede a la primavera. Esta estación se caracteriza por días más cortos,

El invierno es la estación del año donde se registran las temperaturas más bajas. A nivel astronómico, se inicia con el solsticio de invierno y finaliza con el equinoccio de primavera.


                                                           


En comparación al resto de las estaciones, en el invierno hace más frío y los días son más cortos (las horas de luz solar son menores; es decir, anochece más temprano y amanece más tarde). Mientras más nos alejemos de los trópicos, encontraremos inviernos de características más acentuadas.






Dependiendo de las condiciones meteorológicas, la altitud y la latitud, en invierno puede producirse la caída de nieve Muchas regiones, de hecho, se cubren de blanco durante esta estación, e incluso –por las bajas temperaturas– se pueden congelar lagos, ríos, etc.




Cabe destacar que en la zona del ecuador las cuatro estaciones no están bien marcadas. Por eso se asocia el invierno a la temporada de lluvias que se extiende cerca de seis meses.

La teoría del invierno nuclear, por otra parte, alude a un fenómeno que se produciría si se arrojan varias bombas atómicas en el planeta. El concepto, que empezó a desarrollarse en el marco de la guerra fría, sostiene que las bombas nucleares generarían una gran nube de polvo que estaría presente en la atmósfera por meses. Ese polvo impediría el paso de la luz solar, generando el fallecimiento de las plantas que hacen la fotosíntesis. Sin plantas, se morirían también los animales herbívoros y, por extensión, todos los seres vivos se verían afectados. El invierno nuclear además contempla que el aire se vuelva irrespirable por la contaminación.



miércoles, 19 de junio de 2019

Canción para Papá Preescolar Primaria Infantil LETRA









El origen de Superman es la historia que relata la llegada de éste a la Tierra y el inicio de su carrera como súper héroe. Esta historia se ha adaptado de forma recurrente en radio, televisión y cine tras varias décadas de publicación en cómics

Superman como personaje fue creado por Siegel y diseñado por Shuster en 1934 e intentaron venderlo como una tira cómica a un periódico. Contaron el origen de Superman en doce tiras de las cuales diez detallaban al planeta Kryptón.

En 1938, DC Comics publicó el debut de Superman en Action comic Siegel y Shuster tuvieron que cortar la historia a trece páginas por lo que la historia de su origen fue reducida a solo una página. La historia cuenta cómo un científico en un planeta condenado pone a su hijo en una nave espacial diseñada rápidamente y lo envía hacia la Tierra. Cuando la nave aterriza, un motociclista que iba pasando la encuentra y decide llevar al orfanato al niño donde el personal queda asombrado por la fuerza del niño. A medida que el niño crece, descubre más habilidades y decide usarlas para el beneficio de la gente haciéndose Superman. El último cuadro de este origen está titulado "Una Explicación Científica a la Sorprendente Fuerza de Clark Kent" explicando que él "había venido de un planeta cuyos habitantes tenía una estructura física millones de años más avanzada que la nuestra". La fuerza de Kent fue comparada a las habilidades de las hormigas y saltamontes de levantar cientos de veces su propio peso y de saltar grandes distancias.

A partir del 16 de enero de 1939, las historia originales de Siegel y Shuster aparecieron en una tira cómica diaria a trvés del Sindicate McClure. En los primeros días se volvió a contar el origen de Superman pero en mayor detalle con énfasis en su salida de Kryptón. En este recuento, el planeta Kyrptón y los padres biológicos de Superman, Jor-El y Lara, son mencionados por sus nombres por primera vez.





La primera edición de Superman, publicada en 1939, también contenía la historia de origen. Max Graines les había escrito a Siegel y Shuster pidiendo que expandieran la secuencia del origen a dos páginas y que incluyeran cuatro páginas detallando como Clark Kent se volvió un reportero además de una página completa sobre la explicación científica de los poderes de Superman.6 En esta edición se revela que son los Kent los motociclistas que lo dejan en un orfanato pero regresan a adoptarlo. Los Kent le enseñan a Clark que debe mantener sus poderes en secreto pero que algún día los usará para ayudar a la humanidad. Clark se vuelve Superman después de que los Kent se mueren y obtiene su trabajo como reportero en el Daily Star entregando información que había conseguido como Superman sobre un linchamiento en la prision 14​ La página sobre los poderes de Superman volvía a afirmar que los Kryptonianos habían evolucionado una perfección física, pero también revelaba que como la Tierra es más pequeña que Kryptón, la fuerza de gravedad era menor y aumentaba la fuerza de Superman.15



martes, 18 de junio de 2019

Manuel Lacunza 1731 -1801


 




Hijo de Carlos de Lacunza y de Josefa Díaz, acaudalados comerciantes ocupados en el tráfico entre Chile y el Perú Lacunza ingresó a la Compañía de Jesús en 1747. A partir de entonces inició la primera etapa de su vida sacerdotal, marcada por la normalidad: ejerció como profesor de gramática en el Colegio Máximo de San Miguel de Santiago y ganó cierta discreta fama como orador de púlpito.

Debido a la expulsión de los Jesuitas por orden del rey Carlos lll de España, salió exiliado de Chile en 1767 y se estableció en la ciudad italiana de Imola, al igual que numerosos otros sacerdotes chilenos de la misma orden, como Miguel  de Olivares y Juan Ignacio Molina. Su vida en el exilio se complicó debido a las prohibiciones de celebrar misa y administrar sacramentos que el papa Clemente XIV impuso a los jesuitas y a su situación económica: su familia chilena comenzó a empobrecerse, por lo que las remesas de dinero que le enviaban eran cada vez más escasas.

Tras cinco años de vivir en comunidad con los jesuitas, Lacunza se retiró a habitar a una casa ubicada en las afueras de la ciudad. Ahí se instaló en soledad, aparentemente con la única compañía de un misterioso personaje, al que llama en sus cartas «mi buen mulato». Algunos jesuitas chilenos, colegas suyos, lo describían como «un hombre cuyo retiro del mundo, parsimonia en su trato, abandono de su propia persona en las comodidades aun necesarias a la vida humana, y aplicación infatigable a los estudios, le conciliaban el respeto y admiración de todos».





En 1773, por medio de la breve apostólico Dominus Redemtorel papa disolvió la Compañía. La medida convirtió a Lacunza en clérigo seglar por decreto. En este ostracismo total, el jesuita realizó el trabajo teológico de su vida, enmarcado en la corriente del milenarismo Lo esbozó primero en un folleto, conocido como Anónimo Milenario, que llegó a circular en América del Sur Este texto, de 22 páginas apenas, dio pie a acalorados debates teológicos públicos, sobre todo en Buenos Aires, tras los cuales sus opositores lo denunciaron, obteniendo una prohibición del texto por parte de la Inquisición En 1790 culminó los tres tomos de su obra Venida del Mesías en gloria y majestad  A partir de entonces, y hasta su muerte, realizó infructuosos esfuerzos, como remitir oficios a la corona española, para conseguir autorización y apoyo para llevar su obra a la imprenta.

No se tiene certeza exacta acerca de la fecha de su muerte pues su cadáver fue encontrado en un foso, en una calle apartada de Imola. Entonces se supuso que había muerto por causas naturales, mientras realizaba uno de sus habituales paseos solitarios de cura septuagenario.
Destino de su obra.



Página titular de Venida del Mesías en gloria y majestad, Cádiz, 1812

En 1812, a despecho de las prohibiciones anteriores, Venida del Mesías en gloria y majestad fue publicada póstuma mente en Cadiz bajo el seudónimo judío de Juan Josafat Ben-Ezra. En Londres se realizó otra edición en castellano en 1816, la cual fue financiada por el general argentino Manuel Belgramo El libro fue denunciado aquel mismo año ante tribunales españoles y la Sagrada Congregación del indice siendo incluido en Index librorum Prohibiturum de la Inquisición el 15 de enero de 1819.

Es interesante consignar que los enemigos de la obra expresaron su especial preocupación por el encanto que las ideas de Lacunza ejercían entre el clero. Esta atracción fue denunciada, por ejemplo, en una obra publicada en Madrid en 1824, subtitulada Observaciones para precaver lo (al público) de la seducción que pudiera ocasionarle la obra.

Una traducción al inglés fue publicada en 1827 por Edward Irving, el precursor de la británica Iglesia Católica Apostólica, bajo el título de The Coming of the Messiah. Para Irving la lectura de la obra había alcanzado la categoría de revelación. De hecho, aquel sacerdote estudió profundamente el castellano con el único fin de traducir a Lacunza.

Por lo mismo, no es extraño que el libro fuera transformándose en una de las mayores influencias del gran desarrollo del milenarismo ocurrido en el siglo XIX. El milenarismo espera una edad de oro que empezaría con la venida de Cristo, esta idea a su vez emana de las ideas judaicas de la era mesiánica, que es el concepto hebreo del reino de Dios. Tal vez, al igual que su seudónimo, refleje en mayor o menor grado ideas propias del cristo judaísmo.





Aunque la noción escatológica de un paraíso en la tierra ya estaba presente en movimientos como los anabaptistas, menonitas, cuáqueros y las tesis de Lacunza —y sus seguidores en el mundo anglosajón— fueron también fuente de inspiración para el movimiento estadounidense del "segundo adventismo o milenarismo, a través de su líder el predicador Williams Milller quien se interesó en la interpretación bíblica y se inspiró al realizar su propia traducción de la obra de Lacunza.Un dirigente milerista, Josiah Litch, comenta que: "Ese libro (de Lacunza)cayó en las manos de Irving. Los ojos de ese célebre y elocuente predicador se abrieron ante la gloriosa verdad del advenimiento premilenial de Cristo de la cual se volvió ardoroso partidario. Comenzó traduciendo a Ben Ezra y luego escribió numerosas obras en Inglaterra acerca del mismo asunto".7​ A su vez, indirectamente a través del milenarismo, Lacunza influyó en los actuales herederos espirituales del movimiento: los adventista del séptimo día ciertos sectores de la Iglesia bautista, y los testigos de Jehova siendo un eslabón de una misma cadena de interpretación bíblica. De hecho un extracto manuscrito de La venida del Mesías en gloria y majestad, firmado por Juan Josafat Ben-Ezra y datado en 1820, es guardado como uno de los principales tesoros bibliográficos de la biblioteca de la Universidad adventista de Chile

En este sentido, es una paradoja que la obra de un hombre, que se consideraba a sí mismo un católico ortodoxo, terminara por ser un texto clásico del cristianismo "protestante".

El pleno siglo XX, en abril de 1940 el arzobispado de santiago, cardenal Jose Maria Caro realizó consultas a la Santa Sede, a la congregación del santo oficio, sobre la enseñanza "mitigada" del milenarismo de Lacunza en algunos círculos católicos chilenos, a las que esta respondió el 11 de junio de 1941: remitiéndose a la prohibición de 1824, señaló que el milenarismo, incluso mitigado, no podía ser enseñado sin peligro.​ Por lo que se le ordenó a Caro "vigilar que tal doctrina no sea enseñada con cualquier pretexto, ni propagada, defendida, recomendada, de viva voz o por escrito

La teología de la Liberación también ha retomado algunas ideas de un reino terrestre de Dios como consumación de la justicia social en el mundo.
Ideas de Lacunza.

El jesuita creía haber encontrado durante su exilio algunos «descubrimientos nuevos, verdaderos, sólidos, innegables, y de grandísima importancia» para la Teología

Hay dos concepciones que son el fundamento del resto de las elucubraciones teológicas descubrimientos de Lacunza. En primer lugar, Lacunza desechaba la idea del «fin del mundo» como un momento de aniquilación o destrucción de lo creado: Niega «que el mundo, esto es, los cuerpos materiales, o globos celestes que Dios ha creado (entre los cuales uno es el nuestro en que habitamos) haya de tener fin, o volver al caos, o nada, de donde salió [...] esta idea no la hallo en la Escritura, antes hallo repetidas veces la idea contraria, y en esto convienen los mejores intérpretes». En segundo lugar, establece que las expresiones bíblicas «fin del siglo presente» y «fin del mundo» se refieren a dos momentos diferentes.

Entiende el «fin del siglo presente» o «Día del Señor» como el mero término de una etapa de la historia humana, clausurada por la venida de Cristo y el inicio de su reino en la Tierra, acompañada por el consiguiente juicio divino a los vivos. Este momento estaría también marcado por la conversión del pueblo judío. A partir de entonces habría de instaurarse una nueva sociedad, marcada por un reino de mil años de justicia y paz. Lacunza entendía que, a partir de las profecías bíblicas, se podía esperar, para el periodo previo al «Día del Señor», una apostasía generalizada de la Iglesia católica  Por lo mismo la Iglesia pasaría a formar parte del Anticristo, comprendido este no como un individuo, sino como «cuerpo moral» integrado por todos los apóstatas y ateos de la Tierra. Este punto de su teología era especialmente polémico al prever que la Iglesia oficial se pondría del lado equivocado en el último combate entre el bien y el mal. Este punto fue, en definitiva, el que le valió la condena vaticana de su obra.

Por «fin del mundo» entendía la resurrección de los muertos y el Juicio final comprendido como una transmutación del mundo físico al plano de lo eterno. Este suceso debía ocurrir, según él, tras los mil años de reino terrenal de Cristo
Cronista del exilio y la persecución

Otra de las dimensiones que se rescatan de Lacunza es su calidad como cronista de la experiencia del destierro y la persecución intelectual. Siendo él mismo un exiliado y un individuo permanentemente bloqueado por la autoridad, sus cartas personales al respecto han terminado por ser valoradas en Chile país que ha sufrido ciclos de exilio masivo en tiempos posteriores:

Escribió de la condición desmedrada del desterrado: «Todos nos miran como un árbol perfectamente seco e incapaz de revivir o como un cuerpo muerto y sepultado en el olvido... Entretanto nos vamos acabando. De 352 [jesuitas] que salimos de Chile, apenas queda la mitad, y de éstos los más están enfermos, o mancones que apenas pueden servir para caballos yerbateros».

De la valoración de la tierra natal: «Solamente saben lo que es Chile los que lo han perdido: no hay acá el menor compensativo; y esta es la pura y santa verdad: nadie puede saber lo que es Chile si no lo ha perdido».

De los laberintos en los que puede perderse la razón del exiliado: «Acaba de morir Ignacio Ossa, hermano de doña María; el otro hermano, Martín, ya murió cerca de tres años. Antomas, aunque siempre fue loco tolerado, ahora está del todo rematado; ha estado en la lo quería pública; mas como no es loco furioso lo tenemos ahora entre nosotros, aunque encerrado con llave, porque ya se ha huido».

El historiador Francisco Antonio Encina, transcribe el melancólico pasaje de una carta suya, de 1788 (luego de 11 de sus 44 años de exilio), en que hace un imaginario regreso al terruño:

"Actualmente me siento tan robusto que me hallo capaz de hacer un viaje a Chile por el Cabo de Hornos. Y, pues, nadie me lo impide ni me cuesta nada, quiero hacerlo con toda mi comodidad. En 5 meses de un viaje felicísimo llego a Valparaíso, y habiéndome hartado de pejerreyes y jaibas, de erizos y de locos, doy un galope a Santiago: Hallo viva a mi venerable abuela, le beso la mano, la abrazo, lloro con ella, abrazo a todos los míos entre los cuales veo muchos y muchas que no conocía, busco entre tanta muchedumbre a mi madre y no la hallo, busco a Solas casas, a Varela, a mi compadre don Nicolás, a Azúa, a Pedrito y a mi ahijada Pilar, y no los hallo. Entro en la cocina y registro toda la casa, buscando a los criados y criadas antiguos y no hallo sino a la Paula y a la Mercedes. Pregunta a ésta dónde está su señora y a la Paula dónde está su amo Manuel Díaz (su abuelo materno), y dónde está mi mulato Pancho; y no me responden sino con sus lágrimas, y yo los acompaño llorando a gritos sin poder ya contenerme más.






"No obstante, por no perderlo todo, me vuelvo a la cuadra (el salón de la casa), que hallo llena de gente, procuro divertirme y alegrarme con todos: Les cuento mil cosas de por acá, tengo los embobados con mis cuentos; cuando no hallo más que contar, miento a mi gusto; entretanto les como sus pollos, su charquican y sus cajitas de dulce y también los bizcochuelos y ollitas de Clara y de Rosita. Y habiendo llenado bien mi barriga para otros 20 años, me vuelvo a mi destierro por el mismo camino, y con la misma facilidad."