sábado, 26 de noviembre de 2011

Todas hibamos a ser Reinas


Como nuestro Colegio estuvo recién de aniversario en esta semana hubo muchas actividades y entre estas fue la de elegir Reinas y Reyes
En tonces vimos este maravilloso cuento.



En otro tiempo hubo un rey, llamado Ina. Era un hombre alto, valiente y hermoso, pero tenía un gran defecto: la menor cosa le molestaba y le hacía montar súbitamente en cólera. Como conocía su genio, resolvió casarse con una muchacha prudente que supiera moderarlo y gobernarlo. Una tarde salió a caballo por el interior de un extenso bosque, y sintiendo sed, se paró junto a la cabaña de un leñador para beber leche. La bonita hija del labrador, Edit, se la trajo, y, cuando él le devolvió el pichel, le dijo seriamente:


Soy el rey lna. Vacía todos los mares del mundo con este pichel, y te haré mi reina
Edit entró en la cabaña y salió luego con un puñado de estopa, la entregó al rey lna, y le dijo muy alegremente:


Detened con esta estopa todos los ríos, y haré lo que vos deseáis.

Tú erés la muchacha que busco- repuso el rey lna.
Y la sentó sobre su caballo y la condujo a su palacio; pero poco antes de ir a casarse, Edit le dijo:
Vos sabéis que tenéis un temperamento muy brusco, por lo cual me habéis de prometer que si os enfadáis conmigo y me arrojáis del palacio dejaréis que tome conmigo, al irme, un recuerdo


El rey lna convino, naturalmente, en ello, y estando cierta noche cenando, lna se molestó por un buen consejo que su esposa le dio, y gritó:


Te metes demasiado en mis cosas.

Mañana volverás a la cabaña con tu padre.



Aprovechando un momento en que su esposo estaba de espaldas echó ella una droga en el aguamiel que él primero iba a ingerir, la cual le hizo caer en un sueño profundo, y durante el mismo ella le hizo llevar callandito a la cabaña del bosque.



¿ Quién me ha traído aquí? -vociferó furioso el rey, al despertar a la mañana siguiente.

Yo fui, querido mío -contestó la reina Edit-. Vos sois mi recuerdo.

¡Ah! -dijo el rey lna, besándola-, hice bien en casarme con la más bonita a la par que la más prudente muchacha de mi reino.



Para estas Princesas del Colegio creo que este poema va con cariño.

Todas hibamos a ser reinas
de cuatro reinos sobre el mar:
Rosalía con Efigenia
y Lucila con Soledad.

En el valle de Elqui, ceñido
de cien montañas o de más,
que como ofrendas o tributos
arden en rojo y azafrán,







Lo decíamos embriagadas,
y lo tuvimos por verdad,
que seríamos todas reinas
y llegaríamos al mar.



Con las trenzas de los siete años,
y batas claras de percal,
persiguiendo tordos huidos
en la sombra del higueral,







De los cuatro reinos, decíamos,
indudables como el Korán,
que por grandes y por cabales
alcanzarían hasta el mar.







Cuatro esposos desposarían,
por el tiempo de desposar,
y eran reyes y cantadores
como David, rey de Judá.


Y de ser grandes nuestros reinos,
ellos tendrían, sin faltar,
mares verdes, mares de algas,
y el ave loca del faisán.





Y de tener todos los frutos,
árbol de leche, árbol del pan,
el guayacán no cortaríamos
ni morderíamos metal.

Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar;

pero ninguna ha sido reina
ni en Arauco ni en Copán.






Rosalía besó marino
ya desposado en el mar,
y al besador, en las Guaitecas,
se lo comió la tempestad.



Soledad crió siete hermanos
y su sangre dejó en su pan,
y sus ojos quedaron negros
de no haber visto nunca el mar.






En las viñas de Montegrande,
con su puro seno candeal,
mece los hijos de otras reinas
y los suyos no mecerá.


Efigenia cruzó extranjero
en las rutas, y sin hablar,
le siguió, sin saberle nombre,
porque el hombre parece el mar.







Y Lucila, que hablaba a río,
a montaña y cañaveral,
en las lunas de la locura
recibió reino de verdad.



En las nubes contó diez hijos
y en los salares su reinar,
en los ríos ha visto esposos
y su manto en la tempestad.







Pero en el Valle de Elqui, donde
son cien montañas o son más,
cantan las otras que vinieron
y las que vienen cantarán:

En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar

Gabriela Mistral.


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Felicitaciones por su aniversario se que su Colegio en el terremoto del 2010 fue dañado mil felicitaciones por las garras que han tenido para salir a delante